La lucha dio a su fin y por recomendación del bueno de Sancho, Don Quijote se recostó contra aquél viejo molino aún sin derrotar, poco a poco fue abriendo las puertas de su mente para dejar marchar los recuerdos de aquella feroz batalla y así dar mejor descanso a su cuerpo y su alma, pero por descuido, un extraño sueño se coló en su cabeza en el último instante, cuando ya su mente estaba bastante clara y sosegada, Don quijote relató al despertar a su fiel escudero, todo cuanto aconteció en aquella locura de divagación allí ensoñada. Así lo hizo:
¡Sancho! , Prepara pues tus odios, has de saber que no son mis sueños lo que perturban ahora mi alma, sino el pesar por lo que en un futuro llegará y que a muchas gentes de bien hará de que sufrir, ¡Sancho amigo! He visto gigantes de hierro con enormes y afilados brazos, sesgando las cabezas de los viejos gigantes de nuestro tiempo, ¡igual a este que aquí desafiante emerge ante nosotros!, ¡Sancho!, ¡ no fui capaz de ver su cumbre, seguramente nevada!, Me temo querido Sancho que no habrá caballero nacido capaz de derrotar a semejante adversario, no se hallará fragua capaz de forjar una noble espada digna de atravesar la enorme coraza de aquellas bestias que me atenazaban en aquel sueño. ¡Sancho! Que gran impotencia la mía, ahora que conozco el porvenir de nuestros hijos, perecerán irremediablente ante el yugo de un mundo sembrado de seres sin corazón capaces de reducir a la nada una aldea de una atacada…
Entre sollozos el bueno de Don quijote y ayudándose de su fiel escudero, montó a lomos de su valeroso Rocinante y agarrando con bravura su lanza le dijo con voz desafiante y sin siquiera mirarle al pobre de Sancho.
-El futuro se muestra entre las plomizas nuevas de mis sueños, aquí la mañana brilla con fuerza, como nuestra valentía amigo Sancho, monta presto y acompaña a este caballero que hoy más que nunca, tiene el deber de velar por generaciones venideras, las grandes epopeyas de otros tiempos quedarán aplastadas ante el peso de nuestros logros amigo Sancho, emprendamos pues la lucha contra los gigantes que hoy se levantan ante nuestras armas, enseñémosles a quien pertenece el futuro de estas tierras!!.
Un fuerte relincho se elevó desde lo más profundo del noble Rocinante, dio la impresión de que aquel espolazo no tuvo nada que ver, sino que había sentido profundamente la llamada del deber tras las épicas palabras de su desafiante y bravo caballero, sin dudarlo un segundo y con la lanza bien en alto, un grito de furia avanzó por aquella colina, haciendo temblar las aspas de aquellos viejos molinos, mientras el bueno de Sancho trataba de dibujar en su mente alguna de aquellas bestias de metal descritas por el noble y señor Don quijote.